En 2001, 45 segundos fueron suficientes para que el terremoto del 13 de enero de magnitud 7.7 en la escala de Richter ocasionara devastación en zonas como la colonia Las Colinas de Santa Tecla, en donde una porción de la Cordillera del Bálsamo se desprendió, soterrando todo a su paso, en el que más de 530 personas perdieron la vida, decenas resultaron lesionadas y más de 150 casas que quedaron bajo tierra.
El movimiento dejo más de 1.3 millones de damnificados a nivel nacional, 445 derrumbes, 68,777 evacuaciones y más de 3,000 réplicas que se contabilizaron durante un mes, es decir, hasta el 13 de febrero de ese mismo año, día en el que se registró otro terremoto, esa vez de 6.6, cuyos daños se concentraron en los departamentos de San Vicente, Cuscatlán y La Paz.
Los reportes del comité de emergencia nacional reflejaron que 315 personas murieron, casi 3,400 tuvieron lesiones, más de 44,700 casas dañadas y 275,013 personas damnificadas.
Un panorama contrario a lo registrado en las últimas horas, en el que un sismo de magnitud 6.8 afecto a El Salvador cuyo epicentro se registró frente a la costa de Usuluán y que fue sensible en países vecinos como Guatemala, Honduras, Belice y Nicaragua, pese a que el temblor tuvo una duración de aproximadamente un 0:1:40 los daños más fuertes se registraron en el hospital San Juan de Dios de San Miguel, mientras que viviendas ubicadas en el oriente del país tuvieron afectaciones menores, además de pequeños derrumbes, pero no se contabilizaron personas fallecidas, ni lesionadas, incluyendo en zonas donde a inicios de este año se tuvo un enjambre sísmico en San Lorenzo, Las Chinamas y Ahuachapán y en el que los daños persisten en más de 200 casas.
Ante este tipo de situaciones autoridades recomiendan no correr mientras tiembla, alejarse de ventanas y objetos inestables que puedan caer, alejarse de árboles y cables eléctricos.