En un hecho inédito en la historia de Guatemala, Bernardo Arévalo, de 65 años y Karin Herrera, de 55, fueron juramentados como presidente y vicepresidente de ese país respectivamente.
La ceremonia se desarrolló en el centro cultural Miguel Ángel Asturias en horas de la madrugada del 15 de enero, pasado un día de la fecha estipulada por la Constitución política.
En su primer discurso como mandatario destacó el trabajo del Tribunal Supremo Electoral y la Corte de Constitucionalidad para proteger el deseo soberano de los guatemaltecos, además agradeció el apoyo internacional, el de los jóvenes y el liderazgo ancestral durante las complejidades que vivieron tras el triunfo en los comicios presidenciales y prometió restaurar la democracia en el país.
El retraso de la toma de posesión de más de 8 horas, se dio por una falta de acuerdos en el congreso mientras se elegía a su junta directiva y a sus diputados para un nuevo período. Lo que encendió nuevamente las alertas de cualquier intento de frenar este proceso por lo que surgieron protestas en la sede del congreso de la república y el ministerio público de Guatemala.
Mientras que la comunidad internacional también brindó su apoyo al nuevo presidente, entre ellos Estados Unidos a través de Samantha Power, quien hizo un llamado al congreso a defender la voluntad del pueblo y el presidente de Colombia, Gustavo Petro, dijo que su delegación no se retiraría hasta la posesión de Arévalo.
El impasse se logró superar a las 10:30 pm del domingo, luego de que se votó y juramentó a la nueva junta directiva encabezada por el diputado Samuel Pérez del Movimiento Semilla, quien fue electo nuevo presidente del congreso.