El transporte público sigue sin tomar acciones para las poblaciones vulnerables, en la parada de buses conocida como La Ceiba de Guadalupe en Antiguo Cuscatlán encontramos a Roberto quien tiene que usar el transporte colectivo, el viene a San Salvador desde Santa Ana y por problemas de salud utiliza un bastón, relata lo difícil que es abordar los buses para las personas con alguna dificultad de movilidad.
Para los adultos mayores también es un reto usar los buses y microbuses, movilizarse en estos implica soportar la sobre carga de pasajeros que les impide ir sentados, arriesgando su integridad al ir de pie, sumado a los malos tratos de los motoristas, sobre todo cuando manejan a excesiva velocidad.
Piden que existan asientos para las poblaciones vulnerables, esto implicaría habilitar espacios dentro de las unidades para embarazadas, mujeres y hombres arriba de 60 años, además de asientos para personas con discapacidad, de acuerdo a naciones unidas el 20.4% de la población tiene alguna limitante identificada como una condición de discapacidad.
En esta misma zona también pudimos captar como algunos motoristas hacen paradas donde no es permitido, bajan a sus usuarios cerca de otras unidades de buses arriesgando la vida y la circulación con las puertas abiertas, algo prohibido por la ley.