Tiene más de 50 años de caminar todos los inviernos en la playa, Bernardo es uno de los guardianes de la costa salvadoreña, su trabajo es vital para conservar tortugas marinas y evitar que desaparezcan.
En medio de una veda de huevos de tortuga nos relata parte del trabajo que realiza durante esta temporada cada noche y madrugada.
Aunque las condiciones en las que se depositan los huevos son complicadas, la razón: la privatización de algunas zonas de la playa.
Pero el trabajo de Bernardo es complementado en su mayoría por mujeres, todas lideran una asociación que vela por el desarrollo en la Barra de Santiago en Jujutla, Ahuachapán.
Se levanta todos los días a cumplir su labor, depositar en el vivero los huevos de tortuga golfina.
Pero el trabajo de estas mujeres también implica liberar esta especie a su hábitat natural, un trabajo al que se une el Fondo de Inversión Ambiental de El Salvador, las cifras son alentadoras a pesar de la depredación de la tortuga y la comercialización de sus huevos en el mercado negro y los daños en el medioambiente, la Barra de Santiago fue afectada recientemente por los restos de materiales de construcción que contaminaron la playa.
Estas personas descubrieron que pueden ser agentes de cambio para la comunidad y para el medio ambiente y evitar que la fauna siga desapareciendo de la paradisiaca costa salvadoreña.