Niños en estado de abandono, cuerpos de adultos putrefactos o calaveras regadas por algunos tramos, ese es el aterrador panorama que aseguran se ve cuando se pasa por la ruta de la selva del Darién, una exótica zona que comparten Colombia y Panamá.
Esta ruta es indispensable para aquellos que día a día avanzan cruzando países en su intento por alcanzar el mal llamado «sueño americano», aunque esto, literalmente, les cueste la vida. Justamente, dos migrantes colombianos contaron lo que significa vivir la infernal experiencia.