En Morazán, los docentes arriesgan su vida todos los días al cruzar el río Sapo, a través de una garrucha, debido a que no existe un puente que les permita transitar. Asimismo, los profesores tienen que caminar unos 35 minutos para llegar al centro de estudio «Caserío Las Mesas», lugar donde dictan clases. Los habitantes de la comunidad indican que en reiteradas oportunidades han pedido el apoyo del Gobierno y de otras instituciones competentes, pero hasta la fecha no han recibido ayuda.