¿Ha escuchado hablar del Oro Rosa? Se trata de una fruta que en diversos países está creciendo en producción, en El Salvador son pocos los productores que se dedican a este cultivo.
Es la flor de la esperanza en esta propiedad, flor que en cuestión de semanas estará convertida en un fruto que desde hace algún tiempo es toda una sensación por sus múltiples bondades, así nos dijo don Juan Figueroa, uno de los pocos productores de pitahaya en El Salvador.
Don Juan, más conocido como don Cata en el cantón Santa Rita de Metapán, decidió apostarle a este cultivo propio de América, que muchos también lo llaman fruta del dragón.
La pitahaya es un tesoro desde el punto de vista nutricional, aporta antioxidantes y es rico en vitaminas, razones suficientes para que esté ganando mercado y se convierta en una opción idónea de cultivo en zonas golpeadas por el cambio climático.
Don Cata asegura que comenzó a sembrar pitahaya porque le gustaba el color de la fruta, no sabía que en cuestión de años se convertiría en su cultivo consentido, de hecho, lo conoció por una planta que nació en la propiedad de un familiar, dice que el cuido es fácil, cada planta sembrada debe estar en especies de postes de larga vida que son conocidos como tutores, de eso dependerá que el cultivo se desarrolle y garantice cosecha por años.
Las plantas no son nada atractivas pero el fruto es hermoso en todo el sentido de la palabra y si bien es cierto algunas personas no lo sienten gustoso lo están consumiendo por las bondades, en El Salvador son pocos los productores pero quizá por desconocimiento señala don Cata, este agricultor que ha convertido su parcela en una escuela de campo para que otras personas decidan también apostarle al cultivo.
La plantación de don Cata es nueva, tiene dos años y está recolectando sus primeras cosechas, pero esta admirado por la rentabilidad que genera, actualmente dice que la unidad de pitahaya se comercializa entre los 75 centavos a un dólar en los mercados municipales y en supermercados el precio se puede duplicar o incluso triplicar, así que lo ve como una verdadera esperanza de superación, hablando de cultivos esperanzadores aun en zonas golpeadas por el cambio climático.