Así fue como inicio todo, acorralado por la necesidad de salir adelante junto a toda una familia Manuel Solís, decidió emprender en algo que jamás imaginó, pero confió que todo le saldría bien. Nos encontramos en Atiquizaya, en el Barrio El Ángel, donde todos los días, este salvadoreño prepara la venta que le permite generar honradamente ingresos económicos, Manuel vende panitos de carretón o como muchos les llaman panes chorreados.
Al inicio, reinó el temor pero la necesidad de llevarle sustento a su esposa e hija lo hizo invertir en esta herramienta dejando atrás todos los esfuerzos que por años hizo para ser profesional, así como lo escuchan, Manuel es licenciado en biología, pero lamentablemente no ha encontrado empleo, claro, eso no lo mantendría de brazos cruzados; en medio de la pandemia decidió preparar estos panes que ahora en Atiquizaya son toda una sensación.
Su negocio se llama Gorilaz Food y cada día es una aventura para esta persona de 38 años. La jornada comienza en la madrugada casi siempre y dirán porqué, lo que pasa es que los panes que Manuel vende llevan un atractivo que se convirtió en el gancho de la venta, cada día ofrece los típicos panitos de mortadela, carne de soya y salchicha bañados en los aderezos tradicionales pero además cubiertos con unos curtidos que solo él puede hacer, los clientes les dicen chiles y hay de todo un poco, rábano, pepino, zanahoria y hasta de fruta de temporada, estos panes podrían parecer comunes pero las creaciones del biólogo los hacen incomparables y vaya que es verdad.
Pero hay algo mas, en los últimos días, Manuel se ha puesto las pilas para preparar salsas que solo aquí están disponibles y han tenido una aceptación barbará, aja! pero y a todo esto, cuánto valen los panitos, ese es otro gancho, a tan solo 25 centavos de dólar, baratos, baratos porque en la zona los panes de ese precio están desapareciendo pero la idea del emprendedor también es no golpear a sus clientes. Todo se prepara en su casa desde cero incluso los famosos curtidos llevan varios días de preservación, así es como se logra el sabor único de estos panitos de carretón que se están vendiendo por montones y sinceramente se comprende, están deliciosos y baratos porque un dólar alcanza para cuatro y eso fácilmente se puede traducir en un desayuno o almuerzo y Manuel feliz, porque el pegue que está teniendo con sus productos le permite ganar para su familia y por cierto, nunca está solo, su hija decide acompañarlo en el puesto de venta ubicado en una esquina del Barrio El Ángel en Atiquizaya, Ahuachapán y su esposa lo apoya elaborando otros ingredientes en casa; así es como el biólogo lucha por mas sueños ante la falta de un empleo relacionado a su profesión.