Las emisiones de dióxido de carbono continúan siendo uno de los principales retos que América Latina y el Caribe deben solucionar para hacer frente a la crisis climática y de biodiversidad que actualmente atraviesa la región.
El reporte de economía y desarrollo del Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe, revela que un 50% de las emisiones de CO2 se originan en Latinoamérica y que debido a esto, países como El Salvador se han convertido en un sumidero de carbono por el uso incorrecto de la tierra y los cambios en la utilización de la misma.
El reporte señala que el sector agrícola en Centroamérica es vulnerable a periodos de sequía, tomando en cuenta que un aproximado del 90% de la producción depende de la lluvia para el riego de los cultivos.
Esta situación se agrava aún más en países como El Salvador, Honduras, Nicaragua, Guatemala y Costa Rica, que comparten el denominado corredor seco; donde la agricultura sufre periodos extremos sin agua y de precipitaciones intensas, que a menudo suelen provocar pérdidas para los agricultores.
De continuar incrementando los efectos del cambio climático, traducidos en inundaciones, sequías y olas de calor intensas, el Banco de Desarrollo pronostica que para 2050; El Salvador tendrá una caída del 5% en la producción de cultivos, provocado por el estrés térmico que los trabajadores agropecuarios sufren en sus jornadas, lo que vendría a incrementar la inseguridad alimentaria.
El organismo regional recomienda la protección de los manglares como una forma para combatir el cambio climático, ya que estas zonas pueden capturar el carbono, solo en El Salvador, entre un 2 y 3% del territorio posee un área manglar.
También recomiendan una mejor gestión de recursos naturales, la utilización de más fuentes de energías renovables y biocombustibles, la reforestación en áreas urbanas y la protección de recursos, entre otras iniciativas.