La iglesia salvadoreña se solidarizó con la feligresía nicaragüense en medio de la represión y el hostigamiento de Daniel Ortega, escenas como estas han dado la vuelta al mundo y han generado rechazo por parte de miles de católicos y otras denominaciones a nivel mundial, ya pasaron dos semanas desde que el obispo de la diócesis de Matagalpa y administrador apostólico de la diócesis de Estelí, Rolando Álvarez, fue retenido en el palacio episcopal por la policía nacional, pidió a los fieles católicos orar por su liberación, situación a la que se refirió el cardenal salvadoreño Gregorio Rosa Chávez.
En 2022 el gobierno de Ortega ha llevado a prisión a dos sacerdotes, cerrado ocho radioemisoras católicas, sacado de la programación de la televisión por suscripción a tres canales católicos, allanado una parroquia y expulsado a las misioneras de la Orden Madre Teresa de Calcuta.
El domingo 14 de agosto el padre Fernando Calero, de la parroquia Nuestra Señora de Fátima, municipio Rancho Grande, denunció que cuando se dirigía hacia Matagalpa, la policía le impidió el desplazamiento.
Mientras Álvarez desde el interior de la curia episcopal sigue oficiando misa pese a que esta retenidos, pero con alegría y paz en el señor sostiene en cada uno de sus homilías.
En un país donde más de la mitad de sus 6,5 millones de habitantes se considera católico, Daniel Ortega ha calificado de “terroristas” a los obispos nicaragüenses que actuaron como mediadores de un diálogo nacional que buscaba una salida pacífica a la crisis que vive Nicaragua desde abril de 2018.
Al cierre de esta nota el papa Francisco todavía no se había pronunciado ante los ataques ni condenando la violencia contra los fieles nicaragüenses.