Tras saldar una deuda histórica con la Universidad de El Salvador, el gobierno abrió paso a un proceso de modernización académica, que busca responder a las nuevas demandas del mercado laboral.
La institución proyecta actualizar su currícula con especial énfasis en áreas tecnológicas, mientras canaliza una inversión de 30 millones de dólares para infraestructura y equipamiento.
Aunque los retos estructurales persisten, autoridades universitarias aseguran que este plan permitirá transformar la calidad educativa en el corto plazo.