El Salvador crecerá un 0.5% menos de lo que registró el año pasado, de acuerdo al Banco Mundial, la perspectiva es que el país llegue al 2.3% contrario al 2.8% que registró en 2022, pero las proyecciones del multilateral tampoco auguran un buen panorama para nuestro país durante el próximo año, ya que el Producto Interno Bruto podría caer 0.2% y posicionar un crecimiento económico del 2.1%.
Pero la desaceleración económica no solo implica problemas para El Salvador, ya que la región centroamericana también atraviesa por dificultades financieras ya que, durante este 2023, se llegarán a niveles del 3.6% y se crecerá apenas un 0.2% en 2024; alcanzando el 3.8% de crecimiento económico, con el turismo y las remesas como los dos pilares que favorecerán la actividad económica en la región.
De acuerdo con el último informe sobre perspectivas económicas del Banco Mundial, el crecimiento a escala global se ha desacelerado y pone en riesgo de tensiones financieras a los mercados emergentes y economías en desarrollo, que crecerán solo el 2.9% para este año; mientras que el crecimiento mundial arroja cifras alarmantes de crecimiento del 2.1% en 2023.
Factores como la invasión de Rusia a Ucrania, el impacto por la pandemia de covid-19 y la restricción cada vez más marcada al acceso de financiamiento continúan siendo parte de los obstáculos para que las economías en desarrollo puedan crecer, sobre todo porque algunas ya se encuentran sobreendeudadas y con poco acceso a financiamiento.
En el caso de las economías desarrolladas, estas se desacelerarán al 0.7% para este 2023 y continuarán con un ritmo débil para el 2024, ejemplos como el de estados unidos estiman que para este año tendrán un aumento económico del 1.1%, pero en el 2024 está decrecerá hasta el 0.8%, provocado principalmente por el impacto de los constantes aumentos a las tasas de interés durante el último año y medio.
La zona euro también se encuentra en serios aprietos económicos, pues el Banco Mundial indica que el crecimiento para este año será de apenas el 0.4%, como resultado del efecto del endurecimiento de la política monetaria y el aumento de los precios de la energía.