El pontífice destacó el valor educativo del deporte y su capacidad para contribuir a la paz en un mundo marcado por los conflictos armados y la violencia.
Además, dirigiéndose a deportistas de todas las edades y procedencias, el santo padre los animó a rechazar toda forma de violencia y opresión. Subrayando que el estilo de vida inspirado en el respeto mutuo y el juego limpio es una respuesta concreta a los desafíos actuales.