Reducir los tiempos de espera y agilizar el paso del comercio hacia el extranjero fueron los principales objetivos que llevaron a las autoridades a modernizar las instalaciones de la aduana El Amatillo, la cual requirió $15 millones de la cooperación estadounidense bajo el proyecto de Fomilenio II y más de $10 millones del gobierno de El Salvador.
La aduana El Amatillo es la frontera terrestre más importante en el tráfico de mercancías alcanzando un 33% de las operaciones del comercio exterior que equivalen a 110,000 usuarios promedios al día.
El punto fronterizo cuenta con sistemas informáticos, más de 130 cámaras de videovigilancia y un área de refrigeración, donde los equipos del Ministerio de Agricultura podrán tomar y realizar muestras de productos para las inspecciones, lo que permitirá según las autoridades ahorrar recursos.
También se han habilitado 5 módulos de atención para que el usuario pueda realizar los trámites sin necesidad de bajar del automotor.
Con la modernización de esta infraestructura se espera beneficiar a más de 45,000 usuarios al año.