Esto, luego que una serie de fuertes sismos sacudió el oeste de Japón, causando la muerte de por lo menos 48 personas, además de dañar miles de edificios, vehículos y embarcaciones.
El temblor más fuerte fue de magnitud 7.6 y afecto los servicios de electricidad, agua y telefonía que aún no se han logrado reestablecer.