Las protestas proinmigrantes en Los Ángeles, inicialmente pacíficas, escalaron tras las redadas de ICE en santuarios que históricamente protegían a indocumentados, lo que desató tensiones y extendió las movilizaciones a ciudades como San Francisco y Santa Ana.
Críticos denuncian las «tácticas crueles» del gobierno de Trump, cuyo discurso antiinmigrante amenaza con desmantelar más de 500 ciudades santuario en EEUU, pese a que estas jurisdicciones insisten en defender los derechos de la comunidad vulnerable.
Mientras las autoridades federales intensifican su retórica, los manifestantes exigen protección, señalando que las acciones de ICE violan la soberanía local y agravan la crisis humanitaria.»