Un aproximado de 396,000 caninos se registraban en el país hasta 2024, según la Asociación Canófila Salvadoreña, una cifra que ha ido en incremento, pero tener mascotas conlleva responsabilidades legales y éticas, para asegurar el bienestar e integridad de los animales.
La ley de Bienestar Animal establece que todo dueño debe proporcionar alimento, agua, refugio y cuidados veterinarios, además de evitar el maltrato y sufrimiento de los animales, sin embargo, no todos cumplen esta obligación así lo perciben algunas personas.
La ley clasifica en tres niveles las acciones cometidas contra los animales. En las leves, se encuentra la negligencia en el cuidado de la mascota, como no estar identificado o en malas condiciones higiénicas, compra y venta de perros y gatos menores a 45 días de nacidos, o como omitir la atención medica veterinaria.
Entre las graves señala el mantenerlos en espacios inadecuados que limite sus funciones motoras, no proporcionarle refugio o causar conflictos vecinales debido al trato que se le da a la mascota.
Y en muy graves se encuentran el abandono, ya sea en la vía pública o inmueble, no proveerles agua ni alimentación, suministrar sustancias que provoquen sufrimiento o muerte, prácticas de zoofilia, entre otras.
Estas acciones, son consideradas como delitos y pueden ser sancionadas con multas económicas, trabajos de utilidad social y hasta con cárcel, dependiendo la gravedad.
La población señala que tras la eliminación del Instituto de Bienestar Animal y la polipet, ya no existe un ente que vele por la seguridad de las mascotas.