La pesquisa reveló abusos sexuales por parte de su fundador, mala gestión financiera por parte de sus líderes y abusos espirituales por parte de sus principales miembros.
La disolución del Sodalicio de Vida Cristiana marca el final definitivo de lo que ha sido una lenta muerte del movimiento, que fue fundado en 1971 como una de varias sociedades católicas creadas como reacción conservadora a la teología de la liberación de izquierda que se extendió por Latinoamérica.
En su apogeo, el grupo contaba con unos 20,000 miembros en América del Sur y Estados Unidos y fue enormemente influyente en Perú.
Exmiembros denunciaron ante la arquidiócesis de Lima en 2011 sobre abusos por parte de su fundador Luis Figari y otras denuncias datan del año 2000, sin embargo, ni la iglesia local ni la santa sede tomaron medidas concretas hasta que una de las víctimas, Pedro Salinas, escribió un libro junto con una periodista detallando las prácticas retorcidas del Sodalicio en 2015, titulado mitad monjes, mitad soldados.