Sus costumbres les llevan a dejar cada cosa en su sitio, a recoger lo que usan cuando ya no lo necesitan y a estructurar cajas y armarios de forma equilibrada y armónica. Sin embargo, a la mayoría le resulta difícil mantener las cosas organizadas. Lo habitual es establecer días de la semana dedicados a la limpieza y al orden, pero esto no evita que se vuelva a producir el desorden.