La Navidad se presenta como una ocasión ideal para fortalecer los lazos familiares y promover la reconciliación, alentando valores como la unión, el perdón y la reflexión. No obstante, lograr este objetivo puede implicar un reto emocional. El camino hacia la reconciliación comienza por analizar qué nos llevó a ese conflicto, así como practicar la empatía y encontrar el momento adecuado para dar inicio al proceso de sanación.