En América Latina y el Caribe, 1 de cada 4 migrantes es un niño o adolescente, es decir que representan el 25% de toda la población migrante de acuerdo al Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia.
Y según centro de información de aduanas y protección fronteriza de los Estados Unidos, el total de encuentros de salvadoreños en la frontera en una unidad familiar, asciende a 21,042 individuos, otra de cifra preocupante es la de los menores de edad no acompañados que viajan desde El Salvador, la cual suma 6,532 casos.
En un reciente informe Unicef reiteró el derecho a la protección y la unidad familiar que tienen estas personas que se ven obligadas a dejar su país de origen debido a diferentes causas como la desigualdad, la pobreza o violencia, sumado a otros factores como desastres naturales y fenómenos meteorológicos extremos.
En la travesía por buscar mejores oportunidades, los migrantes se exponen a diversos peligros, como secuestros, violaciones, trata de personas, entre otros delitos, siendo los niños y adolescentes uno de los grupos más vulnerables, ya que se exponen a situaciones que amenazan la vida.
La directora regional en funciones de Unicef señaló que sin importar su estatus migratorio, los niños siempre tienen derecho a estar con su familia o sus cuidadores, tal como lo establece la convención sobre los derechos del niño, además hizo un recordatorio a los gobiernos sobre su obligación de garantizar que los procesos fronterizos y de recepción no resulten en una separación familiar deliberada o involuntaria.
Y debido a que la cuarta parte de los migrantes en América Latina y el Caribe son menores de edad, sostiene que independientemente de que viajen con su familia o solos, “los niños migrantes y refugiados tienen derecho a un proceso para que se evalúe adecuadamente su interés superior y se encuentren soluciones sostenibles a su situación, incluida una mayor integración y asentamiento en el país de residencia actual, la repatriación al país de origen o el reasentamiento en un tercer país.
Enfatiza que los niños migrantes tienen derecho a solicitar asilo y a no ser devueltos a lugares donde su vida o bienestar corran peligro.