Si bien los colchones y las almohadas son esenciales para poder tener un cómodo descanso, estos elementos también pueden convertirse en un escondite perfecto para los ácaros u otros agentes.
Aunque no puedan verse, estos pequeños animales se alimentan de nuestras células muertas que dejamos mientras dormimos y pueden desencadenar alergias problemas respiratorios o afectar la calidad del sueño.
Por eso, resulta muy importante airearlos, al menos, una vez a la semana, dejándolos que respiren por unas horas, preferiblemente en una habitación con mucha ventilación.