La falta de transformación estructural y la capacidad limitada para adoptar tecnologías, son factores que impiden a los países, sobre todo los de bajos y medios ingresos económicos, aprovechar los beneficios del comercio internacional; así lo detalla un reciente informe de la Organización Mundial del Comercio. Estas economías suelen exportar menos productos complejos, tienden más a depender de los productos básicos, se centran en hacer negocios con menos socios comerciales y reciben menos inversión extranjera directa.
La pandemia del covid-19 también dejó en evidencia vulnerabilidades de los países sobre todo en el manejo de las cadenas de suministros. Además representó un retroceso en el desarrollo del comercio mundial, acrecentando la brecha económica entre los países ricos y los países pobres; también detuvo los avances en la reducción de la pobreza, e incremento las desigualdades salariales sobre todo en estados unidos donde representó un 38%.
Desde su creación en 1995, la OMC detalla que en los últimos 30 años; los ingresos para los países desarrollados aumentaron aproximadamente un 65%, mientras que los de ingresos bajos y medios lo hicieron en más de un 50%. La participación de los países subdesarrollados en el comercio mundial también incrementó de un 21 al 38%; y entre economías desarrolladas pasó del 5 al 19%.
La pobreza es otro tema que, a criterio de la organización, sigue siendo preocupantes; pues a pesar de que esto se ha reducido sustancialmente en los últimos 30 años, al menos 712 millones de personas continúan viviendo en pobreza extrema a escala global.
El organismo recomienda apostarle a la formación profesional, prestaciones de desempleo y mayor educación para el talento humano; como una forma de que el comercio sea más integrador y brinde mano de obra más calificada y capaz de generar mejores resultados. También sugieren estrategias más completas que integren un comercio más abierto, con políticas internas de apoyo y una sólida cooperación internacional, detalla la OMC.