Hace 50 años, en noviembre de 1974, la historia humana fue reescrita en Afar, Etiopía. Durante una excavación, el paleoantropólogo Donald Johanson descubrió un fragmento de hueso de codo que pronto reveló ser de un ancestro humano. A partir de allí, se encontraron más restos, lo que confirmó que el esqueleto pertenecía a un homínido de 3,2 millones de años. Este hallazgo no solo marcó un hito por su antigüedad, sino también por su complejidad, ya que el 40% del esqueleto se había preservado.