En un año el planeta enfrenta graves impactos en las condiciones hidrológicas, al menos hasta 2023 más del 50% de las cuencas hidrográficas mundiales mostraron desviaciones del caudal de los ríos entre niveles inferiores a lo normal; es decir, tenían menos agua de lo habitual.
Mientras el calor extremo que alcanzó cifras de 1.45 grados centígrados por encima de los niveles preindustriales, un factor que propició diversos impactos meteorológicos como fuertes lluvias, inundaciones e incluso sequías.
Los caudales de los ríos también variaron dependiendo de la zona, como en las Américas donde sufrieron una grave sequía y se redujo la cantidad de agua en los afluentes.
La cuenca del amazonas, por ejemplo, registró niveles de agua mínimos históricos, mientras que, en el continente europeo, como Reino Unido e Irlanda, los caudales fueron superiores a lo normal.
La Organización Meteorológica Mundial afirma que estas alteraciones en el ciclo del agua provocaron que en América Central, Argentina, Uruguay, Perú y Brasil, se produjera una sequía generalizada; que redujo el agua en los embalses provocando descargas inferiores a lo normal.
Los glaciares también sufrieron pérdidas de grandes masas de hielo debido a las altas temperaturas, sobre todo los ubicados en Europa, al noroeste de Canadá, Nueva Zelanda y Asia meridional.
El almacenamiento de agua terrestre también disminuyó en la mayor parte del mundo, a excepción de África, la meseta tibetana, subregiones de India, Australia y el norte de Sudamérica donde se registró un incremento superior. Las inundaciones también provocaron pérdidas de vidas humanas como por ejemplo en Libia, donde las represas colapsaron y provocaron la muerte de 11,000 personas; otras 1,600 adicionales murieron en regiones africanas.