La crianza autoritaria se caracteriza por reglas estrictas y poco diálogo, lo que puede generar hijos obedientes pero con baja autoestima. Por otro lado, la crianza permisiva permite la libertad total, lo que puede resultar en niños poco disciplinados y con dificultades para seguir normas. Finalmente, la crianza negligente se define por la falta de atención y cuidado, lo que puede llevar a problemas emocionales y conductuales en los niños. Cada estilo influye significativamente en la formación de la personalidad y el comportamiento a lo largo de la vida.