El nuevo embajador de Estados Unidos en Panamá, Kevin Cabrera, negó el jueves que el acuerdo suscrito por ambos países permita instalar bases militares estadounidenses en el país centroamericano.
Hace un mes, el jefe del pentágono, Pete Hegseth, firmó en Panamá un acuerdo que faculta a Estados Unidos a utilizar tres bases aéreas y navales panameñas para “entrenamiento”, “ejercicios” y otras actividades por un período de tres años prorrogables.
Algunas organizaciones panameñas han convocado a protestas contra este pacto porque aseguran que viola la soberanía nacional y permite el regreso a panamá de las bases militares estadounidenses.
El embajador nombrado por el presidente republicano Donald Trump afirmó que este acuerdo cumple con las leyes y sostuvo que mucho de lo que se dice sobre él “es falso”.
El acuerdo fue firmado en medio de las presiones de Trump, quien ha amenazado con recuperar el canal de Panamá, incluso mediante la fuerza, bajo el argumento de que está bajo control de China.
La presencia militar estadounidense es un asunto sensible en Panamá, pues evoca la época en que Estados Unidos tenía un enclave con bases militares antes de entregar el canal a los panameños, el último día de 1999.
El presidente de Panamá, José Raúl Mulino, también salió el jueves al paso de las críticas contra el pacto con Washington y descartó cancelarlo.
Los tratados bilaterales de 1977 para la entrega del canal prohíben la instalación de bases militares extranjeras en Panamá.
Sin embargo, unas disposiciones aprobadas después por el congreso estadounidense facultan a Washington intervenir en caso de considerar que la ruta marítima está bajo amenaza.