En las próximas horas, los envíos de estos metales hacia Estados Unidos pasarán de estar sujetos a tasas del 25% al 50%, en un intento según Trump por proteger la industria nacional.
Sin embargo, las importaciones del Reino Unido seguirán sujetas al gravamen del 25% gracias al acuerdo ya alcanzado entre los gobiernos.
La orden difundida en las últimas horas refuerza las palabras de Trump de los últimos días e insiste en que el objetivo de la medida es proporcionar un mayor respaldo a las industrias estadounidenses de acero y aluminio, además de mitigar las amenazas que estos envíos suponen para la competitividad local, con sus bajos precios y sus excedentes de oferta.