Se trata de los misiles ATACMS (siglas en inglés para sistema de misiles tácticos del ejército) que días atrás el gobierno de Joe Biden le permitió a Ucrania usar contra territorio ruso. Hasta dicha autorización, Kiev solo podía utilizarlos contra posiciones rusas en territorio ucraniano.
Cinco misiles fueron derribados y otro fue dañado, y sus fragmentos provocaron un incendio en una instalación militar en la región, no hubo víctimas ni daños.
El canciller de Rusia, Serguéi Lavrov, declaró en una rueda de prensa en el G20 de Río de Janeiro tras el ataque: esto es, por supuesto, una señal de que (desde occidente) quieren escalar (el conflicto). Moscú ya había advertido que un ataque de este tipo convertiría a EE.UU., en un participante directo del conflicto.
En palabras de Lavrov: “Lo tomaremos como una nueva fase de la guerra de occidente contra Rusia y reaccionaremos en consecuencia”.