El Salvador produce 41 millones de kilogramos de residuos electrónicos anuales, una cifra que crece sin control.
Estos desechos —computadoras, celulares y electrodomésticos— contienen plomo, mercurio y cadmio, metales que contaminan el agua y el suelo si no se tratan.
Expertos advierten que almacenarlos en casa es riesgoso, pues sus componentes tóxicos afectan el sistema nervioso y respiratorio. La solución está en centros de acopio especializados, pero el país carece de suficientes.