Los costes asociados a la violencia y el conflicto pueden medirse en función de su impacto directo e inmediato y de los costes indirectos que se producen como consecuencia. Entre los costes directos están los gastos judiciales y penitenciarios que pagan los individuos o el Estado, la destrucción de capitales debido a la actividad terrorista y los gastos en fuerzas policiales y de seguridad.