Dismorfia financiera es el término que describe la distorsión de nuestra relación con el dinero, donde el gasto excesivo busca compensar inseguridades o ansiedad.
Esta práctica suele estar influenciada por la publicidad y las redes sociales, que fomentan la idea de que el valor personal depende de lo que poseemos.
Aunque la compra ocasional puede brindar placer momentáneo, los especialistas advierten que el consumo compulsivo genera endeudamiento, conflictos familiares y pérdida de estabilidad emocional, afectando de manera directa la calidad de vida.