Las frutas deshidratadas pasan por un proceso de eliminación de agua para conservar sus propiedades, vitaminas y evitar el crecimiento de microorganismos.
Con una alta concentración de fibra, las frutas deshidratadas son saciantes, por lo que porciones pequeñas de entre 50 a 100 gramos son suficientes para calmar el apetito.
Su larga duración, de entre seis meses, y facilidad de transporte hacen de la fruta seca una opción práctica y saludable.