Dividir la información en bloques más pequeños facilita su procesamiento y retención. Repetir en voz alta lo que quieres memorizar refuerza el aprendizaje al involucrar más sentidos. Asociar conceptos con imágenes visuales o crear historias ayuda a recordar detalles complejos de manera más natural. Además, practicar la repetición a intervalos regulares, en lugar de intentar memorizar todo de una sola vez, mejora significativamente la retención a largo plazo.