Dejar de procrastinar puede parecer un reto, pero con pequeños cambios es posible lograrlo. Establece metas claras y alcanzables para tener una dirección definida.
Divide tus objetivos en actividades más pequeñas y manejables. Organiza tus tareas en bloques de tiempo específicos para mantener el enfoque y, sobre todo, evita distracciones.
Con disciplina y estos pasos sencillos, mejorarás tu productividad y aprovecharás mejor tu tiempo.