A fines de la década de los 90 y comienzos de los 2000, Christina Aguilera junto a Britney Spears eran dos de las más famosas estrellas de la música adolescente.
Recordado fue el beso que se dieron junto a Madonna en los MTV Video Music Awards de 2003, confirmando su estatus de superestrellas de la industria musical.
Sin embargo, no todo fue glamour y éxito para la artista nacida en Nueva York. En una reciente entrevista a la revista «Health Magazine», habló de sus traumas de infancia, entre ellos la inseguridad que sentía por su delgadez.
«Al ingresar a este negocio experimenté muchos traumas, odiaba ser súper delgada. Y una vez que cumplí los 21 años comencé a formar un poco mi cuerpo. Me encantaban mis nuevas curvas», cuenta la artista de 40 años.
Aguilera reconoció que le cuesta mirar las fotos de esa época, debido a la inseguridad que sentía en ese momento. «La verdad es que me cuesta mirar las primeras fotos de mí porque recuerdo sentirme muy insegura. Nunca querría revivir esa época, porque estás muy metida en tu propia cabeza y estás encontrando tu confianza».
La postura de la compositora de «Genie in a Bottle» sigue la tendencia del último tiempo, la que cuestiona los estereotipos inalcanzables de delgadez y que han significado traumas e inseguridades en generaciones de mujeres.
«A medida que una envejece deja de compararse con otras personas y comienza a apreciar su propio cuerpo y a ser dueña de él», señaló.
Aguilera afirmó sentirse a gusto con su cuerpo y con lo que ve al mirarse al espejo e hizo un llamado a la aceptación del cuerpo.
«Hay que aceptarse a uno mismo. Por mucho que me encante ser una chica glamorosa y jugar a disfrazarme para la cámara, lo más gratificante está en poder sentirme realmente bien con quién te está mirando en el espejo, porque eres el propietario de todo», concluye.
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