Un amplio operativo policial fue desplegado en cinco departamentos del país, con el objetivo de desmantelar una red criminal dedicada a la estafa mediante el uso de medios digitales. Esta organización se especializaba en ofrecer productos falsos a través de diversas plataformas en línea, engañando a sus víctimas con la promesa de entregas que nunca se concretaban. Los supuestos clientes, atraídos por ofertas atractivas, realizaban pagos anticipados, pero los productos nunca llegaban a sus manos, lo que generaba una cadena de denuncias y una creciente preocupación entre las autoridades y la población afectada.