El 17 de diciembre de 1790, durante unas obras de remodelación en Ciudad de México, fue descubierta la Piedra del Sol, conocida también como el Calendario Azteca. Este monumento, que pesa cerca de 24 toneladas, es considerado una obra maestra que trasciende la medición del tiempo, integrando aspectos religiosos y cosmológicos de la cultura azteca.